Como loca le busqué.
Caminando por media ciudad, con lágrimas en los ojos y el corazón palpitante en la garganta, envuelto en una furia dolorosa.
Me alegra tanto no haberle encontrado.
Me alegra tanto no haberle visto a la cara para gritarle todo lo que mi corazón quería.
Niño cobarde, te detesto.
Empezando por ahí y terminando en cuanto me ha lastimado de principio a fin, lo decepcionada que me siento y peor aún, lo poca cosa que me veo a misma.
Que por su culpa siento que no valgo ni tiempo, ni lucha.
Que su amor fue de hecho pura posesión y ego, por eso fue tan fácil descuidarlo.
Que su amor fue de hecho pura posesión y ego, por eso fue tan fácil descuidarlo.
Que me doy cuenta que esperaba de él mucho más, a cambio de dos años llenos de amor, paciencia, confianza, cariño, ternura, calidez.
Supongo, que nada de eso ha valido más que tres meses de distancia y obstáculos.
Y a eso se resumió todo.
Y a eso me reduje.
Siempre supe, que no valía tanto para él, y aún así duele cual infierno.
Afortunadamente la caminata me dejó exhausta y me hizo ver lo ridícula que estaba siendo.
Afortunadamente no le encontré.
Afortunadamente no le miré a los ojos para deshacerme otra vez.
No lo soporto.
Y al final solo soy una niña herida, perdida, egoísta, y abandonada hasta por si misma.
No hay, ni hubo nada más.
Que mediocre que soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
🍀