domingo, 29 de septiembre de 2019

Saturno en VIII

Soy una malva marchita, un mirlo mudo y un arroyo seco.
Y lo entiendo, no puedes amarme siendo solo la sombra de lo que era.
Así que he de arrancarme pétalos uno a uno, porque entendí que no tienes colores o vida para darme, debo renovarme por mi cuenta.
Estoy aprendiendo a recordar la sensación de un trino, la vibración de mi voz. No puedes aliviar el nudo de mi garganta.
He de encontrar la forma de fluir, abriéndome paso entre el lodo y las rocas, por mi propio esfuerzo ya que no puedes encontrarme y liberarme de mi prisión.

Y si no puede quien amo, nadie lo hará.

Sigo terca buscando algo extraordinario, sublime y mágico.
Algo que me impulse a salir del fondo de este pozo oscuro y frío al que saltaste para sacarme sin éxito.
Pero sigo buscando dentro de ti, dentro de los demás, ya que no encuentro nada valioso en mi.
Y sigo topandome con muros y decepciones: lo que busco no existe, lo que anhelo es un mito, la fé se me fué.
Sembré amor y todo cuanto creció lo dí sin dejarme nada a mí hasta finalmente marchitar todo.

Y me parte pensar...a quien si no a ti? No puedo ni quiero, pero cómo si ya no hay tú?

No me encuentro a mi todavía, y ya me dejaste ir. Tampoco creo, no crezco, ni huelo, tan triste como flor seca, así que te regalo mis jirones y cenizas a manera de recuerdos, quémalos, tíralos. Igual no me sirven.

No sé en qué momento pasó todo esto.
Mi descuido, mi vanidad, mi egocentrismo destruyeron todo.
Y no puedo verte, porque solo verte le borra sentido a todo esto y nada importa, porque mi corazón se encoje y luego baila con solo encontrar tus ojos, la furia se disipa y la tristeza se drena lento.

Seguiré entonces arando mi tierra a oscuras, tal vez algún día algo vuelva a crecer, y no dudaría volver a ofrecer las flores y frutos a la misma estrella.
Me retiro a trabajar sola si no hay más que decir o por qué luchar, y me llevo la luna que no brilla sin astro rey.

Porque tú, tu mi amado, te llevas al sol mismo.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

De noche

Eres la noche, llena de mil estrellas, mi cuerpo quebrado en astros.
El cielo nocturno que me envuelve y sostiene en el infinito.
Y tú eres mi recoveco, mi hogar, el calor de hoguera en tan helado invierno.

Un aullido desde el claro me despierta, pero no es violento, es tan suave, profundo, triste y no es abrupto, es más bien un lento crescendo que me arrulla como abrazos y caricias. Llenando mi noche oscura, cantando a mi alma un dulce y amoroso anhelo.

Pero no eres la noche, eres el día, el mismo sol disfrazado de madrugada, tratando de no aluzar mi rostro para no ahuyentar mis estrellas.
Atrasando la aurora, disfrazando la mañana, para mantenerme a tu lado.
Y si me encuentras de madrugada, donde no es tu reino ni el mío por completo.
He de quedarme congelada en el contrapunto del alba.

Te dejo la brisa de la mañana, el rocío nocturno, has de llevártelo con tus primeros rayos, son tuyos. Y son frescos recuerdos, saludos, besos, dedicados a ti.
Presta atención a la melodía de las aves, aquellas que cantan poco del amanecer, llevandote el verdadero mensaje de la noche:
Aunque no esté contigo. Te extraño, te pienso, te siento, te amo.

lunes, 23 de septiembre de 2019

II.

Ira.

Como loca le busqué.
Caminando por media ciudad, con lágrimas en los ojos y el corazón palpitante en la garganta, envuelto en una furia dolorosa.
Me alegra tanto no haberle encontrado.
Me alegra tanto no haberle visto a la cara para gritarle todo lo que mi corazón quería.

Niño cobarde, te detesto.
Empezando por ahí y terminando en cuanto me ha lastimado de principio a fin, lo decepcionada que me siento y peor aún, lo poca cosa que me veo a misma.
Que por su culpa siento que no valgo ni tiempo, ni lucha.
Que su amor fue de hecho pura posesión y ego, por eso fue tan fácil descuidarlo.
Que me doy cuenta que esperaba de él mucho más, a cambio de dos años llenos de amor, paciencia, confianza, cariño, ternura, calidez.
Supongo, que nada de eso ha valido más que tres meses de distancia y obstáculos.
Y a eso se resumió todo.
Y a eso me reduje.

Siempre supe, que no valía tanto para él, y aún así duele cual infierno.

Afortunadamente la caminata me dejó exhausta y me hizo ver lo ridícula que estaba siendo.
Afortunadamente no le encontré.
Afortunadamente no le miré a los ojos para deshacerme otra vez.


No lo soporto.

Y al final solo soy una niña herida, perdida, egoísta, y abandonada hasta por si misma.

No hay, ni hubo nada más.

Que mediocre que soy.

domingo, 22 de septiembre de 2019

I.


Hoy es el primer día sin ti.
Me retuerzo de dolor y de tristeza, y yo misma lo provoqué.
Anoche me fui a dormir, y me sorprendió haber podido dormir tan rápido.
Pero amarga sorpresa: me la pasé llorando toda la noche en sueños, todos y cada uno de mis sueños fueron yo en llanto, estoy segura que sollozaba un y otra vez con mi cuerpo físico.
Estoy muerta de miedo y nuevamente me siento enferma y rota por completo, no quiero nada, ni a nadie más, pero de verdad necesito esto.
Acomode cosas, tire cosas que no me servían para hacer espacio a nuestros recuerdos, todos, los guardé en un lugar seguro, lejos del polvo y la humedad, y volví a llorar mucho, nuevamente se reinicia la cuenta, pero esta vez...parece definitiva, no?.
No entiendo porqué me la paso buscando un amor sublime e incondicional. No sé porque me aferro a semejante cuento, que muy probablemente no exista por ningún lado.
Y siento mucho haberte orillado a esto.
Pero tal vez sea lo mejor, felicito tu fuerza de voluntad y decision.
He de confesar que eso siempre me abrumó, sabía que al final del día, yo no valdría ningún sacrificio. Sin importar cuántos hubiera hecho yo.
Tal vez ese amor si exista, y por el momento no lo merezco.
Tal vez no exista, y el día que deje de esperar un amor cómo ese, será el día que pueda volver a enamorarme.
Tal vez necesito primero pasar esta metamorfosis, para ser capaz de amar, con un nuevo tipo de amor, más fuerte, más profundo pero también más sabio.
Porque he de confesar. Que aunque ya te había dicho que empecé contigo con mucho miedo, y en la relación siempre hubo mucho miedo, empecé también sin expectativas ni dudas. Solo profundamente enamorada.
Las expectativas vinieron después...desearía que nunca hubieran llegado.
Estoy muy cansada y ahora temo dormir, ya ni mis sueños se sienten como un lugar seguro, el alma misma está llorando.
De verdad lo siento. Lo siento por ambos.
Y gracias, gracias, gracias...por todo.

sábado, 7 de septiembre de 2019

Penumbra

No tienes idea de cuánto te extraño.

Sigo amandote profundamente, siento que podría estar cometiendo un gran error...y mi pecho quiere estallar de dolor.

La noche me abraza por dentro, pero trato de llevar el día por fuera, la luz del sol en el rostro  en medida de lo posible, pues nadie quiere verme triste demasiado tiempo, nadie lo soporta, la expectativa sobre mí es estar feliz, positiva y fuerte, dar vuelta a la página.

Pero no sé cómo hacerlo por mucho tiempo, necesito huir, salir de aquí, pero no tengo a donde ir.
No hay alivio, santuario, no hay silencio ni nadie que me abrace y me permita llorar el tiempo que quiera, sin soltarme.

No importan los deseos de soledad, no importa que no crea más en nosotros, de verdad te extraño y he de seguir rompiéndome cada día para no ceder, para no salir corriendo a tu encuentro, menos ahora, que me he quedado sin fé y seria peso muerto.
Menos ahora que no veo claro el futuro, que me siento tan triste y miserable.

Ayúdame, no encuentro mi hogar, no siento calidez, ni ganas de estar conmigo misma, logro encender la luz a ratos, pero titila débilmente y se apaga de inmediato mientras me estoy hundiendo en lo más helado y cada vez más profundo... temo no poder volver a salir.

Pensé que había ya tocado fondo, pero sigo cayendo, no puedo ni quiero arrancarte de mi.
Eres parte de mi alma, tu la completas y siempre estarás ahí, quitarte sería como vaciar mi cuerpo de sangre.
De que me sirve? De nada.

Mi alma y corazón siguen siendo tuyos, aunque por el momento no pueda estar presente, no estando yo tan rota.

En qué momento me rompí tanto? Quisiera ser mucho más egoísta y quedarme a tu lado.
Quisiera ser más valiente y pelear junto a ti.

Pero ya no creo, me cuesta creer en mí.

Y no pienso hundirte conmigo mientras me ahogo.

No sé qué hora es, estoy tan perdida, y tengo tanta sed que desearía mejor morir más rápido.