martes, 24 de enero de 2012

Las puertas


Años atrás, mientras vivía en Campeche, me encontre con que, sin importar el tiempo que llevará residiendo en aquel tradicional estado, nunca me acostumbraria al calor, y cada año parece empeorar. Fue en una de mis incursiones buscando la escuela de música que me encontré con este maravilloso lugar, se trata de un café cultural llamado "Las Puertas". Y no se si fue por las circunstancias extenuantes con las que lo encontre, pero me lleve una excelente impresión del lugar, por lo que el escrito dedicado a esta primera experiencia es totalmente sincera de acuerdo a lo que sentí aquella vez, en aquel momento.
Si algún dia visitan mi querido estado, dense una vuelta, no se arrepentirán :)
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Insoportable calor bajo un aplastante sol, no logro toparme con alguna piadosa y fresca brisa, parece que estoy perdida en un inmenso y mortal desierto; deseo fervientemente encontrar alguna fuente refrescante de frío y a la vez acogedora calidez, y que mis palabras no te confundan, busco algo parecido a mi verdadero hogar…
Y en fin…camino, y camino con solitario y cansado ritmo, no hallo en las cercanías la posibilidad de descanso a mis fatigadas mente y alma, y poco a poco parece abandonarme la huidiza esperanza; de pronto diviso una puerta que a simple viste luce simple, vieja y descolorida, pero, por algún motivo parece brillar de entre las demás, y es cuando me percato: arriba un letrero casi igual de viejo, se anuncia con peculiar caligrafía el nombre de tan singular recinto “Las Puertas”.
Se encuentra abierta, y a pesar de lo poco alentadora que luce a simple vista, la curiosidad se vuelve mi único escape al infernal y húmedo calor que asciende cruel desde el asfalto…
Camino lento y aún así levanto polvo a mi paso hasta que por fin alcanzo mi destino…
¡Que me parta un rayo!, ¿Qué es esto?, ¿de dónde ha salido?, ¿es real?, es como entrar al país de las maravillas, si, y ese pequeño umbral ha sido como cruzar la madriguera del conejo, transportándome de una dimensión a otra.
A mis oídos llega una melodía de voces muy entonadas y suaves, potentes y embriagadoras, aumentando con ellas el ambiente místico que se respira al entrar. A causa de esta delicia sonora y el aire fresco que comienza a envolverme, un tenue escalofrío de placer recorre mi columna, erizando los diminutos vellos en la piel de mi nuca y brazos. Y a partir de este momento, no hay marcha atrás (como si lo quisiera).
Parece un local viejo, de una decoración alucinante: pinturas y frescos, todos llenos de gente expresando diferentes sentimientos que contrastan unos con otros de manera algo desconcertante, y cada fresco, con su respectivo sentimiento, se halla separado uno de otro por una pequeña puerta y un espejo colgado, que lucen cuales obras de arte que piden con ahínco contar sus historias: y es aquella bella armonía precisamente lo que siento que aligera mi cansancio, me hipnotiza y me hace olvidar lo demás, si, me olvido del calor que se queda a mis espaldas ondeando furioso su etérea presencia del otro lado del umbral mágico.
Una mano fresca pero segura toca mi hombro, y me dirige con lentitud a una mesa, una simpática mesa de madera con dibujos y formas célticas típicas: volutas enredadas, curvas y más importante aún, infinitas, la silla, del mismo material parece dura a la vista pero encuentro con grata sorpresa lo suave y cómoda que es.
Me acercan una clase de pergamino protegido en plásticos lisos, no estoy segura que le digo a aquel gentil caballero que me habla, pero se retira con una gran sonrisa, llevándose consigo, el curioso pergamino.
Yo sigo embelesada observando el decorado: en un extremo hay un altar, con muchas figuras religiosas, de distintas doctrinas y creencias, un buda saluda a una virgen, que a su vez acerca una mano amistosa a una bella mujer desnuda y de pie sobre una concha, esta es resguardada por un esqueleto cubierto con un manto negro quien baja amablemente su guadaña con mucho respeto ante un hombre de largas barbas y mirada piadosa, todos se hallan a la misma altura como iguales, compartiendo alegría y paz; y lo más bello de este curioso altar, es la única figura que se halla por encima de todas: la figura de un hombre y una mujer, tomando sus manos, desnudos y sonrientes, inocentes y en armonía…¡qué golpe!...te da mucho que pensar ¿no?.
Debajo de este simbólico altar, un letrero con caligrafía bien redonda y clara pone: “Léenos” y ahí mismo, unos centímetros abajo, una vasta y tentadora colección de libros se exhibe sin decoro, esperando ser vista y consultada por algún visitante.
Luego, levanto la mirada, el cuadro que se ubica por encima de mí, es una escena extraña de tres mujeres indígenas, caminando entre gigantes cestos de flores y frutas, un cuadro de colores sobrios, con una peculiaridad que me hace sonreír: en sus espaldas llevan magníficas y coloridas, casi chillonas alas de mariposa, dos se encuentran de espaldas y una hincada observando el piso y tomando una sencilla pero bella flor entre sus manos.
En otro cuadro se ve un cuerpo humano, sosteniendo frente a su pecho y entre sus manos, su propia cabeza; y en vez de la cabeza sobre el cuello, una exótica fruta rosada y brillante permanece bien puesta, como si aquel fuese su lugar.
En otro muro hay un extraño trébol de cuatro hojas, lo observo detenidamente desde mi lugar, mientras una bebida extraña aparece frente a mí, me percato de ella; la examino, la huelo y la pruebo; de inmediato, siento mi cuerpo revivir, aunque mi mente y alma se hallaban ya bien despiertas: desde el momento en que entre. Lentamente bebo aquel extraño elixir mientras observo detenidamente cada cuadro que me transportan a diferentes historias.
Pronto me pierdo, entre un delicioso, frío y dulce sabor, una ligera y potente melodía, un espectáculo visual con explosiones coloridas de conceptos nuevos y viejos, combinados y casi palpables, también me inunda un agradable y refrescante olor a café.
Aquí la mente vuela y brilla, aquí lo etéreo se transforma, y puedo saborearlo...
Entonces entiendo...


Estoy en casa.

5 comentarios:

  1. Magnifique, simplemente bello. Me gustaría visitar tu estado y saciarme con la dosis que describes en tu entrada, ya hacen falta sitios con tales favores al cliente y no solo un frívolo café que atrapa la mirada. Si ese lugar es real, expandanse al mundo, "Las Puertas" (pero no se olviden del WiFi para recomendar al instante su menú).

    Muchos saludos, Lunella, espero hayas recibido mi invitación y me sigas por igual. No pierdas este toque.

    Chao.

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  2. Sinceramente hermoso, de plano sabes como describir el lugar para hacernos antojo de un exótico oasis en medio del caluroso verano, espero me lleves en mi próxima visita y que te reconozcan por esta bella descripción!
    Conmueve y más con la música de background, gracias por compartirlo. Kissus! <3

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  3. Me encanta como describes, transportandonos con tu relato.
    Saludos.

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  4. Muchísimas gracias Pristinno, Crisstien <3 y GaMyr por sus comentarios :)
    Este relato lo escribí ya hace varios años atrás pero sí fue muy importante para mi describir los detalles, estare actualizando más seguido!

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  5. que manera de escribir, haces que una lo palpe lo huela, lo sienta, precioso mi muñequita!

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🍀