miércoles, 22 de febrero de 2012

Inherente

Bueno aquí va mi primera participación en "Adictos a la escritura" para el mes de Febrero, espero sea de su agrado, bienvenidos sean los comentarios y críticas :)

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"El amor no es ciego, es retrasado mental"
Esta frase figuraba en el margen de sus apuntes escolares con una tinta roja y bien remarcada; Sara no recordaba donde la había escuchado por primera vez, pero nunca había estado tan de acuerdo como en aquel momento. No tenía idea de porque se sentía de aquella manera, jamás había experimentado algo como aquello y odiaba ese sentimiento pues no lo entendía y algo que detestaba aún más era no entender las cosas, no tener el control de la situación. ¿Y quien tendría la culpa?, ¡claramente ella no!...nunca había buscado sentirse así, simplemente sucedió, tal vez el culpable era él... aquel chico torpe de cabello rizado y semblante ausente, sí, de alguna forma debía ser culpa de Jonatan, él y su estúpida sonrisa encantadora tenían la culpa de todos sus pesares.

Mientras tanto Cupido -como le llamaban desde que tenía memoria- reía y revoloteaba con su pequeño, etéreo y luminiscente ser desde el interior de los cristalinos ojos marrones de su anfitriona.
Sentía una gran satisfacción mientras releía aquella frase escarlata, y no era que estuviera de acuerdo con ella, es que era una señal muy clara de que había ganado la primera batalla: Sara comenzaba a sentir (sufrir, según ella) los primeros efectos del amor.
Aquella victoria era un alivio pues la mente de la joven de 18 años era un lugar sumamente cómodo y prometedor, había sufrido tantos fallos y decepciones en otras mentes, sin embargo algo que caracterizaba a Cupido era su natural y refrescante fé en el mañana, siempre dispuesto a encontrar lo que busca con tanto ahínco: su verdadero hogar.
Así pues, desde el momento en que conoció a Sara supo que era especial, tenía tanto potencial, y lo que más le llamaba la atención: parecía tan perdida como él, a ambos les hacía falta algo importante. Es por eso que esta vez estaba decidido a proceder con calma y gran cautela; pese a haber conseguido su primer objetivo sabía que no podía bajar la guardia, así que decidió recorrer cada rincón de la mente de Sara para conocerle mejor, descubriendo así que la joven no creía en el amor. ¡Ya se encargaría de enseñarle!

Cuando comenzó a pasear por sus recuerdos se llevó una gran sorpresa al ver lo parecidas que habían sido sus vidas, ninguno conoció familia o amigos, desconocían su propio origen, estaban solos y hasta aquel momento habían sobrevivido por sus propios medios.
Sara estuvo toda su niñez y gran parte de su adolescencia en un orfanato, nunca supo algo acerca de sus padres y jamas fué adoptada. Cupido así mismo no tenía idea de donde venía o quien era, pero estaba convencido de que pertenecía a algún sitio y que su papel en el mundo de alguna manera era importante, así que se dedicó fervientemente a explorar de mente en mente descubriendo poco a poco acerca de sus talentos y de su misión. Hasta aquel momento tenía claro que poseía la habilidad de introducirse en el cuerpo de las personas como lo haría un microbio, sabía que era energía pura y aunque no tenía muy clara su misión, esta parecía ser provocar aquello que las personas llaman: amor.

Siguió entonces explorando el maravilloso ser de Sara cuando de pronto descubrió un rincón vacío, ¡que terrible! él había explorado tantos seres y aquello no tenía precedentes: como si algo hubiera sido arrancado de ahí, cuando se aventuró en aquel pedazo vacío una increíble sensación de felicidad le invadió, ahora todo era claro y tenía sentido: él era parte esencial e inherente de Sara, había nacido ahí pero se había perdido durante su infancia cuando la pequeña había sido abandonada, por eso no podía quedarse dentro de nadie que no fuese ella, formaban parte uno del otro, eran uno mismo, y él no provocaba el amor: él era el amor y por fín había encontrado su verdadero hogar, ahora ya no estaba tan solo.
Llegó el 14 de febrero, uno lleno de chocolates, regalos y coloridos globos, y Cupido se hallaba contemplando aquel paisaje amoroso desde las ventanas del alma de su Sara, pero entonces  Jonatan comenzó a caminar hacía ellos con un paquete rojo en sus manos y una sonrisa tímida pero una mirada decidida, fué entonces que pudo apreciar por primera vez en los ojos azules de aquel chico una preciosa presencia luminiscente muy familiar, y entendió que ni él ni Sara estaban solos, y es que en realidad nunca lo habían estado.

viernes, 3 de febrero de 2012

Me perdí

Mi espíritu azul se perdió,
se perdió entre tu sonrisa de sol
y tu suave mirada de luna.
Se perdió en tu mar de sentires,
y en la profundidad de cada pensar .

Mi fuego se apaciguó
ante tu alma de viento
y tu canción de nubes,
Mi ser se fundió a través de ti
con lo desconocido, lo invisible
que en realidad, siempre estuvo ahi.

Me perdí, inevitablemente me perdí,
y comence a desear llegar a tí,
hasta que un día tu mirada descendió,
iluminando mi sendero ensombrecido,
y así fue como me encontré, al encontrarte a ti. 


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Un texto dedicado a mi pareja, de verdad mi compañero, mejor amigo y por más cursi que parezca: mi amor. Llevamos juntos 5 años y casi 3 meses de novios, y estoy deleitada con nuestra historia desde sus origines hasta el día de hoy, asi que cada palabra es cierta.
A él, a Cristian: gracias por tanto.