Siento que estoy caminando frente
a un largo espejo que parece infinito, y que me enseña cosas oscuras,
impronunciables. Y en vez de encontrar mis ojos confiados y pacíficos, del otro
lado estás tú, caminando envuelto en sombras, como si llamas negras te
revistieran a manera de etéreo plumaje, azabache como solo la noche sin luna o estrellas
puede serlo.
Cuervo…demasiado listo para tu
bien, ¿ha sido mi titilante luz la que te ha atraído a mí? No puede ser la ley
de los opuestos. Tal vez sea que percibes la cantidad de oscuridad que se halla
detrás de mi pequeña flama, resplandece tan fuerte tratando de no apagarse, y
de tan fuerte que brilla se extinguirá rápidamente.
Eres miedo desbordado con la
medida exacta de caos, materializado en ojos tristes, todo aquello que no
quiero ver o pensar, reflejando continuamente la parte más profunda de mí ser.
Pero mis ojos te siguen, ávidos de ver lo que ya saben, y a veces pienso que es
solo un mórbido amor por tu macabro e intelectual encanto. Pero entonces mis
dedos tantean el frío cristal a medida que camino más aprisa tratando de
alcanzarte.
Pareces real y hueles a muerte,
es un olor dulzón y cítrico, no se supone que el final tenga un aroma tan
fresco y seductor. Es el olor a verdad inminente, el de una realidad limpia,
sin pretensiones ni hipocresías, no es como el pútrido aroma de una planta
carnívora. Y aquí estoy de nuevo tratando de razonar, pretendiendo armar un
rompecabezas vacío, y entonces entiendo que se necesita más que eso para
caminar junto a tal oscuridad.
Locura es lo que me habita, es
tener la oscuridad a mi alrededor, consciente de que puede engullirme. Pero no
lo hará, en cambio merodea sin tocarme, abrazando mi aura con toda su pesada y
fría grandeza. Es suficiente para no morir, pero si para pudrirme en demencia.
En cambio te veo a ti, cobijado y flotando (a veces danzando) entre tan espesas
tinieblas, y vislumbro una simetría de muerte e insanidad. Suena como un plan.
Demencia crónica, locura
permanente o insanidad temporal, no importa ya en realidad, porque si me
detengo frente al espejo puedo ver mi luz convirtiéndose en penumbra de forma
gradual. Y cómo un imán permanezco ahí observando como la negrura se cierne a
mi órbita. Pero antes de fundirme a ella sigo caminando y te veo hacer lo mismo,
por momentos me parece que te arrastras, luego miro más cerca y encuentro tu sonrisa
secreta en los labios, entonces me siento sonreír contigo de forma
inexplicable.
Que sensación tan curiosa, creo entender
que eres vértigo, no eres miedo a caer, eres ese terror íntimo, tan mío a desear
caer. Ni la barrera más efectiva ante un enorme precipicio puede evitar que
sienta ese brutal magnetismo impulsivo de querer saltar.
Y si te rompes en mil pedazos,
como el frágil espejo que eres, no quedará nada entre mi llama y aquella
oscuridad que te amó. Entonces entiendo que también me amaría
incondicionalmente y yo la amaría en tu lugar, así que me estremezco y camino
atraída a tu pesada estela, solo puedo intuir lo que hay a tus pies, tal vez
sea el bajo y oscuro borde de la vida. Me obligo a recordar que ya has muerto
más de una vez, pero me inquieta no saber si volverás de nuevo para compartir
tu sonrisa secreta conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
🍀