Al
levantarse el día sabes que antes la noche cayó,
luego
el sol lentamente caerá y una paciente luna se alzará.
Y
asi es la vida que sigue, despreocupada y sencilla,
fluye
al vivir y fluye al morir, fluye aunque no quieras
ignorala,
atesórala, de cualquier manera no depende de ti,
es
esquiva entre el tiempo aunque intentes detenerla.
A
la puesta de sol, a plena mañana, en invierno o en primavera,
puedes
caer en cualquier momento, un paso en falso
o un obstáculo.
Y
no importa que tan lejos o que tan cerca puedas estar,
tú
caes y caes incluso cuesta arriba, porque aún es posible caer así,
tal
vez fuiste tu el que cayó pensando en sueños lejanos,
victorias
inmerecidas o metas anticipadas,
no
importa si el viento sopló o la tierra tembló, eres tú el que cayó.
Y
es a la caída cuando te das cuenta de lo que dejas pasar,
es
a la caída cuando el suspiro se convierte en brisa.
A la caída me
encontraras de nuevo con una sonrisa y la mano extendida