lunes, 27 de agosto de 2012

Nessu Dorma II

Eres adictivo, y me adhiero a tu nombre, palabra y esencia con el alma.
C
onfieso que cuando te abrazaba fuerte buscaba de alguna manera fundirme en ti, al besarte deseaba con toda el alma congelar el tiempo, al dejarme caer al aire para que me atraparas, quería confirmar mi existencia, la tuya al dormirme en tus brazos, cuando corría y reía a tu lado, soñaba que éramos solo tú y yo en el mundo, volando como dos aves en libertad por el infinito cielo azul, un cielo que se entinta en matices suaves.

A
veces ha sido tan fuerte la desesperación, tan difícil la distancia, que alguna vez intente alejarte de mí.
P
ero me das valor, me embriagas y fortaleces al mismo tiempo, tienes ese don, me elevas, me iluminas, me obsequias un pedazo de ti, y entonces regreso a aquellas noches en las que, tendidos uno junto al otro, nuestros pensamientos se enlazaban por medio de nuestra propia música, compuesta de palabras en susurros, deliciosos tactos matizados con caricias y abrazos, y fuertes sentimientos expresados en profundos silencios. Con las estrellas, y el viento de imponente acompañamiento, y el ritmo llevado por dos corazones conquistando el cielo.
Y
así es como nos fundimos, y nos volvemos ligeros, como volutas de humo, azules e índigo, flotando suave y aleatoriamente en este vasto sueño que juntos estamos construyendo.

Y hasta ahora caigo en cuenta de todo esto.