domingo, 24 de junio de 2012

El derecho de morir y el derecho de vivir.

Apuró su café y dió un último mordisco a su torta, había sido lo único que pudo conseguir para comer antes del juicio que debía atender ese día, con un suspiro dejó una buena propina a la mesera que le había atendido, era una mujer de piel casi traslúcida con un parche en su ojo izquierdo mientras el derecho brillaba con un iris de inusual gris pálido, casi blanco.
Al llegar al juzgado se dirigió directamente a su despacho, y echó una última hojeada al informe general del caso. La demanda provenía de una post mortem llamada Nora Torres contra su esposo Francisco Delgado, quien le había administrado la fórmula de “Revivium” sin su permiso.
El famoso juez Victor Pinar chasqueó la lengua con pesar, sentía que pese a sus treinta y seis años de ejercer como magistrado aún no podía acostumbrarse a lidiar con casos que involucraran seres post mortem, popularmente conocidos como zombis o muertos vivientes.

Desvió la mirada hacia la ventana para ver a la gente transitar despreocupadamente, y su mente comenzó a divagar, hacía ya casi trece años que aquel virus negro había azotado a la humanidad, el pánico se adueñó de todos, los muertos comenzaron a caminar entre los vivos, todo era tal y como en las famosas películas y libros de terror.
El origen del virus no fué un misterio, se había tratado de un experimento fallido que se segregó con increíble rapidez, matando a millones de personas. El ejército hizo todo lo posible por contener la situación, exterminando a las víctimas del virus, sin embargo con el tiempo se descubrió que aquellos seres de ultratumba no buscaban lastimar a nadie, sino saciar su hambre voraz que al parecer podía lograrse ingiriendo cualquier cosa comestible, incluso platillos comunes, logrando así controlar su comportamiento violento.
Gracias a eso la gente comenzó a querer conservar a sus seres queridos a pesar de ser zombis de temperamento inestable, los familiares exigían el derecho de mantenerlos a su lado, eran casi como mascotas debido a su conducta primitiva y fácil de condicionar…hasta cierto punto.
Debido a este fenómeno que comenzaba a repetirse por todo el mundo, los científicos e investigadores más renombrados se unieron tratando de buscar un antídoto contra el devastador virus, y gracias a sus esfuerzos se descubrió que aquel mal no era muy diferente de las enfermedades neurodegenerativas que existían hasta la fecha, por lo que comenzaron a capturar muertos vivientes para experimentar con ellos.
Después de doce años se logró hacer un importante descubrimiento, algo que cambiaria el rumbo de la humanidad para siempre. Se trataba de una cura conocida como “renewal beta”, un trabajo muy avanzado que involucraba a las células madre y al mismo virus causante de la enfermedad.
Por medio de esta milagrosa cura el infectado recuperaba una parte importante de su actividad neurológica, que en la mayoría de los casos involucraba el habla o la memoria. En otros, el sujeto desarrollaba habilidades que nunca había poseído en vida. El problema entonces, era que nunca se sabía que parte del cerebro se regeneraría, era una cuestión de azar.
Con el paso de los años, la cura se mejoró y los infectados ya eran capaces de recuperar de uno a cinco procesos cerebrales importantes; incluso existían casos aislados de muertos vivientes que recuperaban casi todas, al punto de poder vivir en forma plena otra vez. Y ahora el problema era el desgaste físico acelerado que resultaba muy difícil de controlar, además de que la presencia de estos seres causaba incomodidad e inseguridad en una parte importante de la población.
Incluso los zombis rehabilitados sufrían de una fuerte discriminación y rechazo por parte de la sociedad, muchos comenzaban a ser abandonados por sus familiares y vagaban tratando de conseguir empleo, comida y cobijo.

Pero esta situación cambió gracias a Rocío Uriel, la primera muerta viviente que logró terminar una carrera universitaria, y que peleó arduamente para que a los zombis se les otorgara derechos como a los demás. Gracias a ella comenzó a usarse el término de post mortem, y en la actualidad poseían los mismos derechos que los vivos.
Por desgracia la cura se suponía que debía ser aplicada solamente a los infectados del virus, pero algunas personas decidieron comerciar con ella y con el virus mismo, vendiendo la idea de una segunda oportunidad de vida para los muertos.
Otro dato curioso es que con el paso de los años se había observado que los casos de asesinatos cometidos por los post mortem eran muy raros, mientras los homicidios eran cada vez más frecuentes por parte de los vivos en general, era un fenómeno que simplemente no podía pasarse por alto, era algo más que “estadísticas”.
El magistrado respiró hondo y echó una mirada a los papeles que descansaban sobre su escritorio: ya era hora, el juicio estaba por comenzar. Se colocó la toga y salió al tribunal donde una mujer exigía justicia por habérsele arrebatado el derecho de morir.

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Y bueno, este ha sido el proyecto para Adictos a la Escritura del mes de Junio llamado "Juntos y revueltos" en el que se repartió al azar dos personajes con los que cada quien debía escribir una historia, y a mi me toco juez y zombi, claro está :), me ha gustado el resultado, y ha sido divertido jeje, aunque debo admitir que lo deje para el último momento así que espero no tener muchas faltas.
Muchas gracias por leer de antemano y sobre todo por comentar, un saludo y un abrazo :)